06 mayo, 2007

MIYAJIMA Y EL SANTUARIO SOBRE EL MAR


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Dicen los propios nipones que los tres más bellos lugares en Japón son: las islas de Sendai, la playa de Amanohashidate, y el santuario sintoísta de Itsukushima, en la isla de Miyajima, cerca de Hiroshima. Lo cierto es que esta última destaca, efectivamente, porque combina armoniosamente la belleza de su paisaje y la riqueza de su historia, al punto de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE SINTOÍSMO.

El sintoísmo o Shinto (神道 que significa “el camino de los Dioses”) es la religión nativa de Japón. Difiere de la mayoría de religiones en el sentido de que carece de fundador, doctrinas, preceptos e ídolos. La práctica animista del Sintoísmo se basa en la veneración a los kami o espíritus.



Algunos de los dioses son locales y son protectores de un lugar en particular, pero otros tienen una veneración especial, como el sol o el monte Fuji (este tipo de animismo me recuerda a los apus del planeamiento Inca).

La religión sintoísta, por tanto pregona un gran amor por los elementos de la naturaleza y su arquitectura presenta frecuentemente una relación con su entorno paisajista y natural.
Sin bien el origen del sintoísmo es japonés, éste ha sido fuertemente influenciado por el budismo, y en algún momento en la historia ambas religiones tuvieron una fusión interesante. El Shinto fue, sin embargo declarado la religión del estado antes de la guerra mundial y fue muy asociada con el emperador. Luego de la guerra, muchas prácticas fueron abandonadas, aunque otras, como la celebración en Año Nuevo, es compartida por todos los japoneses independientemente de su credo.


En este blog hemos revisado ya el Santuario sintoísta de Heian y sus jardines.

EL SANTUARIO DE ITSUKUSHIMA

Miyajima, que significa Isla-Santuario, ha sido venerada desde tiempos antiguos, encontrándose vestigios de construcciones desde 593. El inusitado criterio de construir un santuario sobre el agua obedece a la idea de venerar a la deidad del mar, y se cree que la isla era objeto de culto gracias a que presenta una bahía bastante cerrada, ideal para la locación de un santuario, según la antigua geomancia china (Feng Shui).


Pero es durante el periodo Heian al rededor de 1148, y gracias a su mecenas Taira-no-Kiyomori, que el santuario asume importancia como un sitio de adoración, siendo varias veces visitado por el emperador y su corte, quienes residían en Kioto.

El conjunto consiste en varias construcciones diseminadas en la montaña. Estos edificios, que han sido reconstruidos varias veces, constan de un Santuario Principal y varios templetes subsidiarios, conectados por caminos o galerías.

Vista aérea del santuario de Itsukushima en Miyajima.


El Santuario esta presidido por un Otorii, un gran pórtico de color bermellón que descansa sobre el fondo mar, sin estar empotrado en la arena. Reconstruido en madera de alcanfor en 1875 (periodo Meiji), alcanza una altura de 16 m., siendo la circunferencia de los pilares de 9.9 m.


A diferencia de los toriis o pórticos tradicionales, que son de únicamente 2 pilotes, a éste se le añaden 4 pilotes menores, dándole más estabilidad e imponencia.

Vista desde abajo del torii

Frente al Otorii, se halla el Santuario principal, llamado Itsukushima, que consiste de 3 áreas: El Salón Santo donde los dioses habitan, (Heiden), una parte interior donde solo los sacerdotes ingresan (Haiden), y el área externa para la adoración del público (Haraiden).


Debido a estar suspendido sobre pilotes de piedra, cuando la marea está alta, el santuario da la impresión de que fuera un bote flotando en el mar.


Su arquitectura es sencilla, y su techo de paja carece de algunos ornamentos típicos de la arquitectura japonesa Heian, como las protuberancias doradas en forma de cuerno (ver artículos: �Los jardines de Heian y �El Santuario Heian y el teatro Noh)


En la foto también se aprecia la pagoda de 5 pisos (27 m de alto), que se asume data de 1417, y combina hábilmente estilos japonés y chino. Siempre las pagodas tenían un número impar de pisos, y en su interior se halla la imagen de Buda coloridamente retratada.


Frente al Otorii existe una plataforma llamada Bugaku, flanqueada por bellísimas linternas de bronce y en donde se llevan a cabo presentaciones musicales, como el festival de Kangensai, reminiscencia del periodo Heian que aún se lleva a cabo a mediados de verano bajo luna llena.


Una pagoda menor es el Tahoto (15.6 m), construida por un sacerdote en 1523. Su planta presenta una forma cuadrada en su base y circular en su nivel superior, una combinación única en este tipo de arquitectura.


Otro notable edificio es el Daisho-in, enclavado en medio del bosque.


Consta de un pórtico al que sigue una larga escalinata, adornada por cientos de pequeñas imágenes de Buda, y culmina en un santuario más grande, acompañado de bellos jardines y cascadas, cuya sutileza en el diseño y perfecta armonía con el paisaje es tal que a primera vista no es posible discernir si se trata un jardín elaborado por el hombre o un maravilloso rincón de la naturaleza.


El pico más alto de la isla es el monte Misen (530 msnm) al cual se puede acceder por teleférico. En su cima, uno puede encontrarse con hambrientos y a veces poco amables monos o tiernos y graciosos cervatillos.


Al igual que el caso de Nara (ver �El Gran Buda de Nara) los ciervos son considerados animales de propiedades divinas

Es la costumbre de la gente que se acerca al torii, dejar monedas para la buena suerte

Como irónica contraparte al horror causado por la explosión de la bomba atómica, a escasos kilómetros de Hiroshima se yergue uno de los más bellos paisajes del mundo, en donde el hombre supo entender con sabiduría la armoniosa relación que debe darse entre lo construido y lo natural.

Junto al arquitecto dominicano Juan Tineo, durante la marea baja